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CUARTO DOMINGO DE CUARESMA – CICLO A (MARZO 19 DE 2023)

MONICIÓN DE ENTRADA

Sean bienvenidos hermanos a esta Santa Misa, en el Cuarto Domingo de Cuaresma, también llamado Domingo de Laetare (Alegraos).

Seguimos viviendo la Cuaresma como preparación e inicio de la Pascua. Cristo es la luz que nos sigue guiando a través de los acontecimientos como la sanación del ciego de la liturgia de hoy, que nos preparan para contemplar gozosos la gloria de la resurrección.

Pidiendo a Jesús la gracia de vivir la Pascua y resucitar con él, comencemos entonando juntos el canto de entrada.

 

MONICIÓN PARA TODAS LAS LECTURAS

Si el domingo pasado destacaba el símbolo bautismal del agua, ahora nos encontramos con otros dos: el aceite y la luz. El primer libro de Samuel nos narra cómo el profeta Samuel ungió a David como rey de Israel. El evangelio de san Juan nos presenta a Jesús como luz del mundo que ilumina los ojos de un ciego de nacimiento. Y san Pablo nos recuerda que siempre debemos comportarnos como hijos de la luz. Escuchemos atentamente.

 

PRIMERA LECTURA

Lectura del primer libro de Samuel 16, 1b. 6-7. 10-13ª

En aquellos días, el Señor le dijo a Samuel:

«Llena la cuerna de aceite y vete, por encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque entre sus hijos me he elegido un rey».

Cuando llegó, vio a Eliab y pensó:

«Seguro, el Señor tiene delante a su ungido».

Pero el Señor le dijo:

 «No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón».

Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo:

«Tampoco a éstos los ha elegido el Señor».

Luego preguntó a Jesé:

«¿Se acabaron los muchachos?».

Jesé respondió:

«Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas».

Samuel dijo:

«Manda por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue».

Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos ojos y buen tipo. Entonces el Señor dijo a Samuel:

«Anda, úngelo, porque es éste».

Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento, invadió a David el espíritu del Señor, y estuvo con él en adelante.

 

Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL

El señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar,
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.

El señor es mi pastor, nada me falta.

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

El señor es mi pastor, nada me falta.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

El señor es mi pastor, nada me falta.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por los años sin término.

El señor es mi pastor, nada me falta.

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 8-14

Hermanos:

En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor.

Caminad como hijos de la luz -toda bondad, justicia y verdad son fruto de luz-, buscando lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denunciadlas.

Pues hasta da vergüenza mencionar las cosas que ellos hacen a escondidas.

Pero la luz, denunciándolas, las pone al descubierto, y todo descubierto es luz.

Por eso dice:

«Despierta, tú que duermes,
levántate de entre los muertos,
y Cristo será tu luz».

Palabra de Dios

 

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 9, 1-41

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento.

Y sus discípulos le preguntaron:

«Maestro, ¿Quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?».

Jesús contestó:

«Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día, tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo».

Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo:

«Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado)».

Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban:

«¿No es ése el que se sentaba a pedir?».

Unos decían:

«El mismo».

Otros decían:

«No es él, pero se le parece».

Él respondía:

«Soy yo».

Y le preguntaban:

«¿Y cómo se te han abierto los ojos?».

Él contestó:

«Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver».

Le preguntaron:

«¿Dónde está él?».

Contestó:

«No sé».

Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.

Él les contestó:

«Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo».

Algunos de los fariseos comentaban:

«Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado».

Otros replicaban:

«¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?».

Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego:

«Y tú, ¿Qué dices del que te ha abierto los ojos?».

Él contestó:

«Que es un profeta».

Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron:

«¿Es éste vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?».

Sus padres contestaron:

Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse».

Sus padres respondieron así porque tenían miedo los judíos; porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: «Ya es mayor, preguntádselo a él».

Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron:

«Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador».

Contestó él:

«Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo».

Le preguntan de nuevo:

«¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?».

Les contestó:

«Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez?; ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos?».

Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron:

«Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene».

Replicó él:

«Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder».

Le replicaron:

«Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?».

Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo:

«¿Crees tú en el Hijo del hombre?».

Él contestó:

«¿Y quién es, Señor, para que crea en él?».

Jesús les dijo:

«Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es».

Él dijo:

«Creo, señor».

Y se postró ante él.

Jesús añadió:

«Para un juicio he venido ya a este mundo; para que los que no ven vean, y los que ven queden ciegos».

Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron:

«¿También nosotros estamos ciegos?».

Jesús les contestó:

«Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado, pero como decís que veis, vuestro pecado persiste».

 
Palabra del Señor.

 

HOMILIA

40 días caminando tras el tesoro de Jesús

En Jerusalén descubre la LUZ que te enseña a ver

1. VER: Un poco ciegos

- Seguimos caminando en cuaresma, buscando el tesoro, como nos propone Fano. Este domingo vamos a Jerusalén donde un ciego busca luz para sus ojos.

- A parte de la ceguera de los ojos existen otras cegueras, todos estamos un poco ciegos: vemos lo externo sin ver lo interno en el corazón, vemos sólo lo que nos conviene, lo negativo o los defectos de los demás. Andamos despistados y no vemos lo que hay delante de nuestras narices. Nos parece que una persona es feliz por lo que tiene y no captamos su tristeza…

¿Cuáles son las causas de estas cegueras? ¿Cómo pueden curarse?

2. JUZGAR: Jesús es la LUZ que te enseña a ver

Necesitamos acudir a Jesús, el gran oculista, para que:

- A veces tendrá que echarnos un poco de colirio, graduar la vista para detectar la enfermedad que tiene nuestra vista: mirar mal a otro, enfados, pereza, dudas, desánimos, mentiras, injusticias, el egoísmo, la soberbia.

- Otras veces hay que poner gafas para:

*Ver con objetividad, no imparcialmente al juzgar, criticar o valorar algo.

*Ver el interior, el corazón de las personas.

*Ver a los otros con mirada sensible, compasiva, descubriendo sus problemas… -

Otras veces es un problema más serio, hay que operar ya que LA FE está muy débil y necesitamos ver la vida con los ojos de Jesús que son los ojos del Evangelio. Con luz de la fe vemos la vida con la mirada de Dios, descubriendo nuestros pecados y pedimos perdón. ¡Cuánta catarata hay que operar!

¿Qué cegueras descubres en ti? ¿Qué te está pidiendo Jesús?

3. ACTUAR: Jesús, pon luz en mis ojos

- Piensa que el encuentro con Jesús supuso una transformación grande en el ciego. Y descubre aquellas cegueras que vives y prepara bien la celebración del Sacramento del Perdón.

- Recordad que al bautizarnos se entrega la vela encendida en el cirio pascual a los padres y padrinos y se les dice: “A vosotros padres y padrinos se os confía acrecentar esta luz, para que iluminados por Cristo caminen siempre como hijos de la luz”. Encended la vela y decid: “Ofrecemos a Jesús nuestros ojos para que cure nuestra ceguera y nos ayude a mirar a todos con la mirada de Dios, la mirada de fe y de amor”.

- En la fiesta de S. José, rezad por las vocaciones, por los padres…

 

ORACIÓN DE LOS FIELES

Oremos al Señor nuestro Dios, que nos ha sacado de las tinieblas y nos ha llamado al Reino de su luz, y pidamos que ilumine nuestra vida atendiendo el clamor de su pueblo. Digamos todos:

Dios de la verdad, atiéndenos.

  1. Por el Papa, los obispos, los sacerdotes y todos los que en la Iglesia han recibido la misión de anunciar la Palabra de Dios y tienen el carisma de iluminar con la enseñanza de la fe y la exhortación profética, para que ese anuncio vaya acompañado del testimonio de vida y la fuerza del Espíritu Santo. Oremos.
  2. Por los catecúmenos que se preparan durante la Cuaresma para recibir el bautismo en la noche de Pascua, para que la luz que la Palabra de Dios nos ha revelado hoy, disipe cualquier duda y les impulse sin temor a vivir en la verdad. Oremos.
  3. Por la conversión del mundo, para que la luz de Cristo ilumine las tinieblas de quienes viven en el pecado, alejados de Dios, y puedan buscar a Cristo en esta Cuaresma. Oremos.
  4. Por los que viven en la ceguera de la incultura y la ignorancia, para que el Señor abra sus ojos y puedan contemplar la misericordia de Dios en sus vidas. Oremos.
  5. 5. Por esta comunidad, para que el Señor suscite en nuestro interior un sincero arrepentimiento de nuestros pecados y volvamos a Dios con la confianza de que su misericordia es mucho más grande que nuestras faltas. Oremos.

 

EXHORTACIÓN FINAL

Señor Dios nuestro, que nos has enviado a tu Hijo Jesús, luz de del mundo, para iluminar las tinieblas de nuestra ignorancia y nuestro pecado, escucha nuestra oración y cura nuestra ceguera espiritual. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.

Amén.